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A tod@s las madres, padres, enfermer@s o estudiantes de enfermería y gente en general preocupad@s por dar los mejores cuidados a l@s más pequeñ@s.
Espero que la información proporcionada os guste y sea de utilidad.

domingo, 22 de enero de 2012


EL APEGO NADA MÁS NACER
Los primeros gestos de apego han sido estudiados detalladamente por el doctor Pierre Rousseau, gineco-obstetra y consejero de la Oficina de Nacimiento e Infancia de Bélgica, quien, a través de la grabación de numerosos nacimientos,  ha establecido los primeros signos de comunicación entre el recién nacido y su madre. Señala que “cuando el niño nace, es colocado sobre el pecho de su madre para que logre mantener su temperatura”, en ese momento es capaz de reconocer su olor, así como también el de su padre. Luego, busca instintivamente la mirada de su mamá y cuando la ve a los ojos la reconoce, se tranquiliza y deja de llorar”. Desde el momento de nacer los niños fijan la vista a 30 centímetros de distancia, reconociendo perfectamente figuras, colores y la imagen de su madre y su padre.
Los minutos posteriores al parto son los más propicios para el apego, porque tanto la madre como el niño atraviesan por un período de gran sensibilidad denominado “de alerta”, que no se verá más en el recién nacido  hasta pasado el primer mes de vida. La madre, tras el parto, produce en su organismo altos niveles de oxitocina, hormona conocida como del “enamoramiento”, que permite a través del contacto piel a piel, el desarrollo temprano de un acentuado instinto materno. A los 20 o 30 minutos de estar juntos y guiado por su sentido del olfato el niño busca el pecho de su madre para alimentarse, aunque algunos niños no buscan el pecho sino hasta 2 o 3 horas después del parto, satisfaciendo así, durante los primeros momentos de vida, sus necesidades básicas a través del calor, protección y la leche de su madre.
En una primera etapa, los pequeños perciben todo a través del tacto y el oído por lo que es muy importante hablarles y tocarlos.
Muy importante el fomento de la lactancia materna y el colecho los primeros 6 meses, el uso de muñecos “dou-dou” (por la absorción del olor de sus progenitores y tacto agradable), el “método canguro o piel a piel” (que les mantiene en contacto directo, proporcionándoles calor, un tacto y olor conocidos) y el masaje infantil (es una práctica muy fácil, que requiere de sólo algunos minutos y que se puede hacer con cremas después del baño o antes de acostarle, le ayuda a relajarse). Las técnicas de apego padres-hijo deben ser continuas y se pueden lograr al mudarlo, bañarlo, vestirlo, sacarle  los gases, mecerlo, besarlo o abrazarlo.


Además, aunque en un principio no existe gran diferencia entre el apego de la madre y del padre con el lactante, el objetivo es que el menor sea capaz de reconocer a ambos progenitores, que se sienta cómodo y protegido con los dos. Sólo cuando está cerca de cumplir un año, el niño comienza el proceso de vinculación con figuras femeninas y masculinas.
El hecho de que el niño viva el proceso de apego con una figura femenina y una masculina es más enriquecedor y acelera el desarrollo cognitivo y psicosexual del niño. El apego puede formarse con una o varias personas, pero siempre con un grupo reducido. La existencia de varias figuras de apego es, en general, la mejor profilaxis de un adecuado desarrollo afectivo dado que el ambiente de adaptación del niño es el clan familiar y no la relación dual madre-hijo.
Cuando los partos se dificultan, como por ejemplo después de una cesárea donde la madre ha sufrido algún tipo de complicación, el padre puede experimentar con éxito la primera experiencia de apego con el niño. En casos en que las razones por razones de salud la madre no puede estar cerca de su hijo recién nacido durante días o semanas, es justamente él quien establece apego con el niño y análisis posteriores de estos casos, indican que los bebés se benefician tanto como si hubieran vivenciado el apego con su madre. Si el contacto madre e hijo no se da en los minutos posteriores al parto, no significa que no pueda retomarse después. El valor del apego seguro es incalculable, el apego posterior a través de estímulos de la madre hacia el niño también puede desarrollarse de manera efectiva y alcanzar un proceso de vinculación feliz


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