LA FIGURA DEL PADRE

Tradicionalmente la crianza ha sido principalmente competencia de las madres, mientras que los padres se encargaban de abastecer de alimentos a la familia en prácticamente todas las culturas. Actualmente en occidente la tendencia es compartirlo todo entre hombre y mujer, y que los padres se involucren al máximo en la crianza. El cambio es lento y supone un esfuerzo, pero se puede conseguir y tiene sus recompensas. 

Ya durante el embarazo el padre tiene el deber de acompañarla a las revisiones, clases pre parto, etc. e informarse junto a su pareja de las mejores opciones para que la bienvenida al mundo del bebé sea la mejor y la que resulte menos dañina tanto para la madre como para el hijo. 

Es su papel acompañarla y defender a ambos durante el proceso del parto para apoyar e implicarte al máximo (según el tipo de parto) aunque solo sea reconfortando a la madre con tu presencia.

  

Después del parto si la madre estuviera tan mal que no pudiera tener a su hijo consigo, el mejor lugar donde puede estar el bebé es piel con piel con su padre. Sino el papel del padre es fomentar que su bebé y su pareja estén juntos.

Después, cuando la madre está agotada del desgaste físico, moral y emocional que supone el parto, será imprescindible su apoyo incondicional en las primeras tomas. El apoyo moral para que siga adelante y buscar ayuda en un grupo de apoyo a la lactancia cercano es primordial. Las mujeres tras el parto pasan por un periodo de extrema sensibilidad emocional debido al cansancio y la cantidad de hormonas, tienen los sentimientos a flor de piel y necesitan ser escuchadas y comprendidas.  En esos momentos vuestro apoyo es fundamental y la escucha y los abrazos ayudan mucho. También es vuestro papel hacer de “guardián”  y filtrar las previsibles visitas para preservar el descanso, la intimidad y el vínculo de madre e hijo. Esto es todavía más importante si el parto ha sido mediante cesárea u otra intervención.

Al volver a casa, se amplía el apego y la necesidad que siente hacia el padre. A través del juego y del contacto diario (masaje, vestido, aseo...) se desarrolla la relación padre-hijo.

Vuestro papel es el de cuidar a la madre para que ella pueda cuidar al bebé. Es importante disponer de tiempo, solicitando con anterioridad días libres, vacaciones, permiso de paternidad, lo que haga falta para que al menos el primer mes, que es el más crítico, ella no esté sola. Si no es posible, cosa totalmente injusta porque la experiencia de ser padre es única y un hecho de suma importancia en la vida de cualquier persona, buscando una persona de confianza que cuide a la madre durante este tiempo (normalmente "su" madre).

El padre tiene el papel de liberar a la madre de todas las tareas domésticas y hacerse cargo también de los otros hermanos si los hay. Además de hacer papeleos importantes e ineludibles (registro del niño,etc.) y dar apoyo y cariño a su mujer. 

Ser padre es todo un reto para el hombre moderno.